JUEZ PONENTE: AYMARA GUILLERMINA VILCHEZ SEVILLA
EXPEDIENTE N° AP42-R-2006-000370


En fecha 17 de marzo de 2006, se recibió en la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos (U.R.D.D.) de las Cortes de lo Contencioso Administrativo, Oficio N° 304-06 de fecha 1° de marzo de 2006, emanado del Juzgado Superior Quinto de lo Contencioso Administrativo de la Región Capital, anexo al cual remitió el expediente contentivo del recurso contencioso administrativo funcionarial interpuesto por el abogado Casto Martín Muñoz Milano, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el N° 3072, actuando en su carácter de apoderado judicial del ciudadano VÍCTOR JOSÉ VARGAS ROSALES, titular de la cédula de identidad N° 4.432.125, contra la REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA por Órgano del MINISTERIO DE AGRICULTURA Y TIERRAS.

Dicha remisión se efectuó, en virtud de la apelación ejercida por la parte querellante contra la sentencia dictada por el Juzgado mencionado, en fecha 1° de febrero de 2006, mediante la cual declaró parcialmente con lugar la querella interpuesta.

En fecha 22 de marzo de 2006, se dio cuenta a la Corte, se designó ponente a la Juez AYMARA GUILLERMINA VILCHEZ SEVILLA, y se fijó el lapso de 15 días de despacho siguientes para que la parte querellante fundamentara la apelación interpuesta.

El 27 de marzo de 2006, la parte querellante consignó escrito de fundamentación de la apelación.

En fecha 2 de mayo de 2006, se abrió el lapso probatorio de cinco (5) días de despacho para la promoción de pruebas, el cual venció el 8 de mayo del mismo año.

En fecha 28 de septiembre de 2006, se fijó para el 19 de octubre de 2006, el acto de informes, oportunidad en la cual se dejó constancia de la comparecencia de los abogadas Johanna del Carmen Contreras y Katiuska Hernández Méndez, inscritas en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los Nros. 97.856 y 56.157, respectivamente, actuando en su carácter de apoderadas judiciales del Organismo querellado. Asimismo, se dejó constancia de la incomparecencia de la parte querellante.

En fecha 23 de octubre de 2006, se dijo “Vistos” y, se pasó el expediente a la Juez Ponente.


Realizado el estudio individual de las actas procesales que conforman el expediente, pasa esta Corte a pronunciarse sobre el presente asunto previa las siguientes consideraciones:

I
DEL RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO FUNCIONARIAL


En fecha 15 de agosto de 2005, el abogado Casto Martín Muñoz Milano, actuando en su carácter de apoderado judicial del ciudadano Víctor José Vargas Rosales, interpuso recurso contencioso administrativo funcionarial, con fundamento en las siguientes razones de hecho y de derecho:

Que en fecha 15 de octubre de 2004, se ordenó la liquidación del Instituto Agrario Nacional, mediante Decreto Presidencial distinguido con el N° 3174, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 38.050, de fecha 25 de octubre de 2004.

Señaló que de la relación de liquidación de sus prestaciones sociales emitida por la Dirección Sectorial de Personal del Ministerios de Agricultura y Tierras se observó “… En Gaceta Oficial N° 37.980 de fecha 29 de Junio (sic) del Año (sic) 2004, aparece publicada la RESOLUCIÓN DM/N° 513 de fecha 29 de Junio (sic) del Año (sic) 2004 del MINISTERIO DE AGRICULTURA Y TIERRAS, que por disposición del PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA…” le conceden la jubilación especial como Ingeniero Agrónomo I a su representado, por un monto de Doscientos Ochenta y Siete Mil Novecientos Veintitrés Bolívares con Noventa Céntimos (Bs. 287.923,90) mensuales equivalente al 37.5% del sueldo promedio devengado los últimos 24 meses de servicio activo.
Que el 26 de mayo de 2005, su mandante recibió por parte de la Administración la cantidad de Noventa y Siete Millones Cincuenta y Un Mil Quinientos Tres Bolívares con Treinta y Ocho Céntimos (Bs. 97.051.503,38).

Que el Ministerio de Agricultura y Tierras realizó incorrectamente el cálculo de las prestaciones sociales de su poderdante, al no haber aplicado de manera taxativa la contratación o convenio colectivo de los trabajadores del Instituto Agrario Nacional.

Solicitó en nombre de su representado la aplicación para el cálculo de las diferencias en la indemnización por las prestaciones sociales, de acuerdo a lo establecido en las cláusulas 35 y 67 de la Contratación Colectiva, al considerar que dichas prestaciones le corresponden dobles según lo contemplado en la antigua Ley Orgánica del Trabajo “… a un mes de sueldo por cada año de servicio prestado y el contenido de la Letra A, el Preaviso (sic) doble; Por (sic) esta razón las Prestaciones (sic) y Preaviso (sic) deben calcular doble…”; siendo aplicable -a su decir- el aparte único en lo relacionado a un cinco por ciento (5%) adicional después de diez (10) años de servicio prestado.

Señaló que sobre el cálculo de las prestaciones sociales al no considerarse del salario integral la inclusión del bono vacacional en el bono de fin de año, se obtuviera una diferencia de Un Millón Seiscientos Ochenta y Dos Mil Setecientos Cincuenta y Cuatro Bolívares con Setenta y Nueve Céntimos (Bs. 1.682.754,79), haciendo referencia que para calcular la bonificación de fin de año si se incluyó la alícuota del bono vacacional.

Adujo, que en el bono de fin de año de los años 1999 al 2003, no se incluyó el monto correspondiente al mismo para el cálculo de los intereses de prestaciones sociales.

Que no hubo inserción del monto total del bono vacacional en el pago de los intereses, que se incluyó incorrectamente de la tasa de interés promedio ponderado y que se aplicó erradamente en la fórmula utilizada para calcular el interés mensual.

Por ultimo indicó, que los pasivos laborales dejados de cancelar a su representada por diferencia de prestaciones sociales arrojan la cantidad de Cincuenta y Nueve Millones Doscientos Dieciocho Mil Doce Bolívares con Setenta y Ocho Céntimos (Bs. 59.218.012,78). Asimismo, solicitó que se cancelaran los intereses moratorios y la indexación o corrección monetaria a través de una experticia complementaria del fallo.

II
DE LA SENTENCIA APELADA

En fecha 1° de febrero de 2006, el Juzgado Superior Quinto de lo Contencioso Administrativo de la Región Capital, dictó decisión mediante la cual declaró parcialmente con lugar la querella funcionarial incoada en los términos siguientes:

Que la parte actora pretendió sostener válido el pago de las prestaciones sociales dobles tal como lo estableció la Ley Orgánica del Trabajo de 1991, inobservando que si bien es cierto que ello fue aplicado por el Instituto Agrario Nacional y por el Ministerio de Agricultura y Tierras, se hizo con fundamento de un acuerdo que celebraron con los organismos gremiales que representaban a los trabajadores, derivando de ello una aplicación retroactiva en materia de prestaciones sociales.
Que los trabajadores se acogieron a una fórmula consensual que favorecía los cálculos del monto que se le pagaría en comparación “… a si se le hubiesen liquidado aplicándoles el régimen que rigió esa relación funcionarial… no puede pretender el querellante haberse acogido a un Acuerdo (sic) que le fue favorable en el cálculo integral de los beneficios que le representó la liquidación con fundamento en ese Acuerdo (sic), y reclamar ahora pagos que escapan a ese Acuerdo (sic)…”, en consecuencia declaró infundadas las reclamaciones del actor.

Que al querellante se le concedió el beneficio de jubilación en fecha 29 de junio de 2004 y no fue sino hasta el 26 de mayo de 2005, cuando recibió el pago de las prestaciones sociales, señalando que al haber existido demora en la cancelación de dicho reclamo, generó a favor de éste el pago de los intereses moratorios previstos en el mencionado articulo 92 de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, para lo cual ordenó a realizar su pago a través de una experticia complementaria del fallo.

Finalmente, observó que en lo que se respecta a la corrección monetaria de los montos ordenados a pagar “… que los únicos intereses que genera el retardo en el pago de las prestaciones sociales son los de mora previstos estos en el articulo 92 de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, los cuales ya se ordenaron pagar, de allí que la pretensión resulta infundada…”.





III
FUNDAMENTACIÓN DE LA APELACIÓN

En fecha 27 de marzo de 2006, el apoderado judicial de la parte querellante, consignó escrito de fundamentación de la apelación, en el cual señaló lo siguiente:
Denunció que la sentencia apelada está viciada de nulidad de conformidad con lo señalado en el artículo 244 del Código de Procedimiento Civil, por cuanto incurre en inmotivación, ya que el Juez a quo sólo específico los alegatos de la querellada sin tomar en cuenta los alegatos expuestos en nombre del querellante desconociendo el argumento y las pruebas de los errores de cálculos en que incurrió la demandada, no decidiendo conforme a lo invocado y probado por ambas partes en el proceso.

Denunció el vicio de incongruencia de conformidad con el ordinal 5° del artículo 243 de Código de Procedimiento Civil, señalando que el Juez a quo al decidir que los pagos efectuados se hicieron con fundamento en un acuerdo que celebraron con los Organismos Gremiales “…que los trabajadores se acogen a una fórmula consensual que indudablemente favorecía los cálculos del monto que se les pagaría en comparación a si se les hubiese liquidado aplicándoles el doble régimen que efectivamente rigió esa relación funcionarial …” incurriendo en incongruencia.

Que la sentencia adolece del vicio de incongruencia, ya que el juzgador a quo no consideró ni resolvió todos y cada uno de los alegatos expresados por las partes, sino en base a las pretensiones de la querellada.

Que el Juez a quo ignoró el punto del acta de fecha 16 de febrero del año 2005, “… que textualmente expresó ‘SE UTILIZARÁ EL MISMO FORMATO DE LIQUIDACIÓN DE INDEMNIZACIONES, UTILIZADOS CON LOS TRABAJADORES LIQUIDADOS ANTERIORMENTE, A OBJETO DE PRESERVAR LOS CONCEPTOS QUE SE ESTÁN LIQUIDANDO AL TRABAJADOR’”, así como también el contenido de la referida acta en lo que concierne a la aplicación de la cláusula 35 de la Convención Colectiva relativa a la doble indemnización de antigüedad y preaviso y la inclusión de la incidencia de la alícuota parte de la bonificación de fin de año. (Mayúsculas del texto).

Finalmente, además de reproducir los fundamentos de hechos explanados en el escrito de la querella, solicitó que se declarare con lugar la apelación interpuesta y, que se ordene al Organismo querellado al pago de la cantidad de Cincuenta y Nueve Millones Doscientos Dieciocho Mil Doce Bolívares con Setenta y Ocho Céntimos (Bs. 59.218.012,78) por concepto de diferencia de prestaciones sociales.

IV
DE LA COMPETENCIA

Delimitada en los términos que anteceden los extremos de la presente controversia, debe esta Corte Primera de lo Contencioso Administrativo verificar previamente su competencia y, en tal sentido observa lo siguiente:

El fallo remitido a esta Corte emanó del Juzgado Superior Quinto de lo Contencioso Administrativo de la Región Capital, el cual es competente en primera instancia, del conocimiento de las causas funcionariales que por ante ese Juzgado se ventilen, tal como lo dispone expresamente la disposición transitoria primera de la Ley del Estatuto de la Función Pública, siendo que en segunda instancia corresponde conocer a esta Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, de acuerdo a lo previsto en el artículo 110 de la citada Ley.

Asimismo, en sentencia de fecha 24 de noviembre de 2004, dictada por Tribunal Supremo de Justicia en Sala Político Administrativa, caso: Tecno Servicios Yes´Card, C.A., fueron delimitadas las competencias de las Cortes de lo Contencioso Administrativo, en razón de la entrada en vigencia de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, estableciéndose entre ellas que dichas Cortes son competentes para conocer de las apelaciones que se interpongan contra las decisiones dictadas en primera instancia por lo Juzgados Contencioso Administrativo Regionales (Vid. sentencia de la Sala Constitucional N° 1.900 de fecha 27 de octubre de 2004).

Como corolario a lo anterior esta Corte se declara competente para conocer de la apelación interpuesta contra la sentencia de fecha 1° de febrero de 2006, dictada por el Juzgado Superior Quinto de lo Contencioso Administrativo de la Región Capital. Así se declara.


V
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Declarada como ha sido la competencia por esta Corte, corresponde pronunciarse acerca del recurso de apelación interpuesto, y al efecto observa:

El objeto del presente recurso contencioso administrativo funcionarial lo constituye la solicitud de pago por diferencia de prestaciones sociales, intereses de mora en el pago de las mismas, la corrección monetaria de los montos ordenados a pagar, como consecuencia de la extinción de la relación funcionarial entre el ciudadano Víctor José Vargas Rosales y el Ministerio de Agricultura y Tierras, en virtud de que dicho Organismo le concedió el beneficio de jubilación especial por el cargo que desempeñó como Ingeniero Agrónomo I, siendo que en fecha 26 de mayo de 2005, recibió el pago de sus prestaciones sociales.

Mediante decisión de fecha 1° de febrero de 2006, el Juzgado Superior Quinto de lo Contencioso Administrativo de la Región Capital declaró parcialmente con lugar la querella interpuesta, estimando que el actor se acogió a una fórmula que favoreció los cálculos del monto que se le pagó. Asimismo, destacó que al haber existido demora en la cancelación del pago de las prestaciones sociales, generó a favor del querellante intereses moratorios, para lo cual ordenó su pago.

Por su parte, el apoderado judicial de la parte querellante en su escrito de apelación denunció el vicio de inmotivación, indicando que la sentencia sólo especificó los alegatos de la querellada sin tomar en cuenta los alegatos expuestos en nombre del querellante desconociendo el argumento y las pruebas de los errores de cálculos en que incurrió la demandada, no decidiendo conforme a lo invocado y probado por ambas partes en el proceso.

En este orden de ideas, pasa a analizar esta Corte el vicio de inmotivación alegado y, a tal respecto es importante reiterar una vez más que la jurisprudencia patria ha definido numerosas veces la motivación de la sentencia, en el sentido de que ésta debe estar constituida por las razones de hecho y de derecho que dan los jueces como fundamento del dispositivo. Así, las primeras están conformadas por el establecimiento de los hechos con adecuación a las pruebas que las demuestren; y las segundas, la aplicación a éstos de los preceptos y los principios doctrinarios. (Vid. sentencia N° 125 dictada el 26 de abril de 2000 por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia).

Asimismo, el vicio de inmotivación no sólo se produce al faltar de manera absoluta los fundamentos de la decisión, sino que existen paralelamente otros casos hipotéticos que a continuación se indican: 1) ausencia absoluta de razonamiento que sirva de fundamento a la decisión; 2) contradicciones graves en los propios motivos que implica su destrucción recíproca; 3) la desconexión total entre los fundamentos de la sentencia y las pretensiones de las partes, en virtud de la grave incongruencia entre la solución jurídica formulada y el punto debatido; 4) la ininteligencia de la motivación en razón de contener motivos vagas, generales, ilógicas, impertinentes o absurdas y, finalmente; 5) el defecto de actividad denominado silencio de prueba. (Véase, entre otras, sentencia N° 2039 dictada el 25 de septiembre de 2001, por la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia).

Tomando en consideración lo anteriormente expuesto y concatenándolo al caso bajo análisis, esta Corte observa de una lectura exhaustiva del fallo apelado que el mismo expresa suficientemente los fundamentos fácticos y jurídicos en los que la misma se apoya, los cuales sin duda alguna se encuentran perfectamente relacionados con el asunto que se plantea, no siendo contradictorios, lo cual no impide conocer el criterio que siguió el Juzgador para declarar parcialmente con lugar la querella interpuesta.

Así las cosas, esta Corte estima que en el caso de autos resultó errado el alegato esgrimido por el apoderado judicial del querellante, ya que el Juez a quo determinó que éste se acogió a un acuerdo celebrado entre las partes, que lo favoreció en el pago de sus prestaciones sociales y, por tanto, no podía desecharse los conceptos que le beneficiaban con una ley y conservar los pagos que sí le fueron favorables con el acuerdo.

Ahora bien, debe dejar establecido esta Alzada que la estimación del Juez a quo, tiene su fundamento en las actuaciones de la parte querellada dirigidas a establecer la forma de pago de las prestaciones sociales de la accionante, en tal sentido, para determinar la manera de calcular las referidas prestaciones tomó como fundamento los acuerdos de fechas 16 de febrero y 31 de marzo de 2005, en la que los representantes del Ministerio de Agricultura y Tierras, Instituto Nacional de Tierras, Federación Nacional de Institutos Autónomos y Empresas del Estado (FENATRIADE) y Fondo de Prestaciones Sociales del Ministerio de Finanzas, se reunieron y acordaron que se acogerían al aparte único de la cláusula 35 del contrato colectivo, ello con el objeto de proteger la estabilidad laboral de los trabajadores y procurar la seguridad económica de éstos, así como el pago doble de las prestaciones sociales de preaviso y la antigüedad, entre otros conceptos, es por ello, que la cancelación de todos esos conceptos derivados del vínculo funcionarial existente entre el querellante y el querellado, se hizo de mutuo acuerdo y consentimiento de las partes involucradas en la presente causa, encontrando apegado a derecho lo señalado por el Tribunal de instancia y, así se declara.

Asimismo, estimó el Juez a quo que el actor reclamó diferencias de pago en base a interpretaciones de la Ley Orgánica del Trabajo de 1991, para derivar de ello la aplicación retroactiva de dichas normas, alegato que se rechazó, al constatarse que al querellante se le liquidaron los beneficios de prestaciones sociales de acuerdo con una formula consensual celebrada entre miembros del Ministerio de Agricultura y Tierras y los organismos gremiales que representaban a los trabajadores, siendo esto de igual forma ajustado a derecho y, así se declara.

De seguidas el Juez de instancia, prosiguió a establecer que al haber existido demora en la cancelación del reclamo de prestaciones sociales, desde la fecha en que se le concedió el beneficio de jubilación hasta la fecha en que recibió el pago de las prestaciones sociales, generó a favor del querellante el pago de los intereses moratorios y, finalmente declaró que en lo que respecta a la corrección monetaria de los montos ordenados a pagar, la misma resultaba infundada toda vez que lo procedente era el pago de los intereses moratorios; en tal sentido, dicha apreciación, es acorde con el tratamiento que la norma constitucional y la legislación laboral vigente le otorgan a las prestaciones sociales cuando señalan que toda mora en el pago de éstas genera intereses y, así se declara.

Con base en las razones antes expuestas, debe concluir esta Corte con relación a este punto, que en el fallo apelado se observa una síntesis clara y precisa de la controversia planteada por las partes, existe expresión positiva y precisa de la pretensión deducida y, tiene sus fundamentos de hecho y de derecho teniendo la debida motivación, ya que lo decidido fue con base a lo alegado y probado en autos, en virtud de ello se desestima el alegato de inmotivación argumentado en la apelación. Y así se decide.

Siguiendo con este orden de ideas, se evidencia que la apelante indicó que la sentencia adolecía del vicio de incongruencia, ya que el Juez a quo no consideró ni resolvió todos y cada uno de los alegatos expresados por las partes, sino en base a las pretensiones de la querellada, en tal sentido, debe advertir esta Corte que en relación al vicio de incongruencia denunciado con fundamento en el ordinal 5° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil se precisa la existencia de dos reglas básicas para el sentenciador, a saber: 1) decidir sólo sobre lo alegado y 2) decidir sobre todo lo alegado, y por ello se le ha denominado como “principio de exhaustividad”. Este requisito deviene de la aplicación del principio dispositivo contemplado en el artículo 12 eiusdem, conforme al cual el juez debe decidir ateniéndose a lo alegado y probado en autos. Así, si el juez en su fallo resuelve sobre un asunto que no forma parte del debate judicial, se incurre en incongruencia positiva; y si por el contrario, deja de resolver algún asunto que conforma el problema judicial debatido, se incurre en incongruencia negativa.

En este sentido, la doctrina procesal y jurisprudencia patria han dejado asentado que, esta regla del ordinal 5° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, contentiva del principio de la congruencia, contiene implícito, como se dijo, el principio de exhaustividad, que se refiere al deber que tienen los jueces de resolver todas y cada una de las alegaciones que constan en las actas del expediente, siempre y cuando, estén ligadas al problema judicial discutido, o a la materia propia de la controversia.

Al respecto, la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia N° 2001/1996 de fecha 25 de septiembre, expediente N° 13.822, se pronunció en este sentido, estableciendo que:

“…cuando no existe la debida correspondencia formal entre lo decidido y las pretensiones y defensas de las partes, se produce el vicio de incongruencia, el cual se manifiesta cuando el juez con su decisión, modifica la controversia judicial debatida, bien porque no se limitó a resolver sólo lo pretendido por las partes, o bien porque no resolvió sobre algunas de las pretensiones o defensas expresadas por los sujetos en el litigio. Precisamente ante el segundo supuesto citado, se estará en presencia de una incongruencia negativa, visto que el fallo omite el debido pronunciamiento sobre alguna de las pretensiones procesales de las partes en la controversia judicial…”.

Ahora bien, a los fines de verificar si el Juez a quo incurrió en el vicio de incongruencia antes descrito, debe esta Alzada dar por reproducido el mismo análisis realizado cuando se desestimó en el presente caso el vicio de inmotivación del fallo, toda vez que la sentencia en cuestión resolvió todas y cada una de las alegaciones de las partes y en especial las peticiones de la parte querellante en base a lo que constaba en las actas del expediente, sin omitir el debido pronunciamiento de las pretensiones de las partes, ni modificando la controversia judicial debatida.

Para abundar en lo anterior constata este Órgano Jurisdiccional que así como lo estimó el Juez a quo, ciertamente de los cálculos efectuados por la Administración Pública por concepto de las prestaciones sociales del recurrente se desprende que los mismos se realizaron de la manera establecida convencionalmente por las partes y que el actor fue favorecido con los mismos, hecho este demostrado a través de la planilla de liquidación de prestaciones sociales, que corre inserta al folio 16 del expediente, donde el querellante recibió como beneficio adicional al de las prestaciones un pago por concepto de “Antigüedad Doble” por la cantidad de Veinticuatro Millones Setecientos Treinta y Seis Mil Cuatrocientos Noventa y Cinco Bolívares con Veintitrés Céntimos (Bs. 24.736.495,23) y por concepto de “Preaviso Doble” la cantidad de Cuatro Millones Novecientos Cuarenta y Siete Mil Doscientos Noventa y Nueve Bolívares con Cinco Céntimos (Bs. 4.947.299,05), de lo que se evidencia que recibió una indemnización superior a lo establecido en las normas legales y que, lejos de vulnerar sus derechos, lo beneficiaron obteniendo una liquidación más justa; razón por la cual se desestima el vicio de incongruencia denunciado. Así se decide.

Con fundamento en lo antes expuesto, esta Corte declara sin lugar la apelación interpuesta por el abogado Casto Martín Muñoz Milano, actuando en su carácter de apoderado judicial del ciudadano Víctor José Vargas Rosales, y confirma el fallo dictado por el Juzgado Superior Quinto de lo Contencioso Administrativo de la Región Capital, que declaró parcialmente con lugar la querella funcionarial interpuesta por el referido ciudadano contra la República Bolivariana de Venezuela por órgano del Ministerio de Agricultura y Tierras. Así se decide.

VI
DECISIÓN

Por las razones antes expuestas esta Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara:

1. COMPETENTE para conocer de la apelación interpuesta por el abogado Casto Martín Muñoz Milano, actuando en su carácter de apoderado judicial del ciudadano VÍCTOR JOSÉ VARGAS ROSALES, contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior Quinto de lo Contencioso Administrativo de la Región Capital, en fecha 1° de febrero de 2006, que declaró parcialmente con lugar el recurso contencioso administrativo funcionarial interpuesto contra la REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA por Órgano del MINISTERIO DE AGRICULTURA Y TIERRAS.

2. SIN LUGAR la apelación interpuesta.

3. CONFIRMA la sentencia dictada por el Juzgado Superior Quinto de lo Contencioso Administrativo de la Región Capital, en fecha 1° de febrero de 2006, que declaró parcialmente con lugar el recurso contencioso administrativo funcionarial interpuesto.

Publíquese, regístrese y notifíquese. Remítase el expediente al Tribunal de origen.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Sesiones de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, en Caracas a los ___________ (___) días del mes de __________________ de dos mil seis (2006). Años 196° de la Independencia y 147° de la Federación.

El Juez Presidente,



JAVIER TOMÁS SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

La Juez Vicepresidente-Ponente,



AYMARA GUILLERMINA VILCHEZ SEVILLA

La Juez,



NEGUYEN TORRES LÓPEZ


La Secretaria Accidental,


YULIMAR GÓMEZ MUÑOZ


Exp. N° AP42-R-2006-000370
AGVS.




En fecha ______________________ ( ) de ________________________ de dos mil seis (2006), siendo la (s) ____________________________ de la
__________________________________________, se publicó y registró la anterior sentencia bajo el N° _____________________________________.




La Secretaria Accidental.