REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PODER JUDICIAL
Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Lara
Barquisimeto, veinte de Noviembre de dos mil ocho
198º y 149º
ASUNTO: KP02-V-2007-001790
PARTE DEMANDANTE: ALVARO JOSE CAMACHO ROMERO, venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad Nº 11.260.756.
APODERADA JUDICIAL DE LA PARTE DEMANDANTE: Janeth A. Castro, inscrita en el I.P.S.A. bajo el Nº 92.232.
PARTE DEMANDADA: IVAN RAUL LUCENA GARRIDO, venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad Nº 2.526.834.
DEFENSORA DE OFICIO DE LA PARTE DEMANDADA: Denny Rebeca González, inscrita en el I.P.S.A. bajo el Nº 116.334.
MOTIVO: DESALOJO
SENTENCIA DEFINITIVA
Se inicia el presente proceso a través de libelo de demanda, con ocasión a la pretensión de Desalojo, interpuesta por el ciudadano Álvaro José Camacho Romero, asistida de Abogada, en el que manifiesta como fundamento de su pretensión que es propietario de un inmueble constituido por una casa y parcela de terreno propio donde se encuentra construida, distinguida con el Nº 43-8 del Conjunto Nº 43, de la Urbanización El Recreo Primera Etapa, en Jurisdicción de las Parroquia José Gregorio Bastidas, Municipio Palavecino del Estado Lara. Que la parcela tiene una superficie aproximada de DOSCIENTOS VEINTISEIS METROS CUADRADOS CON VEINTICINCO DECÍMETROS CUADRADOS (226,25 M2) y que está comprendida dentro los siguientes linderos: NORTE: en NUEVE METROS CON CINCO CENTÍMETROS (09,05 Mts) con parcela 41-1; SUR: en NUEVE METROS CON CINCO CENTÍMETROS (09,05 Mts) con calle de servicio; ESTE: VEINTICINCO METROS (25,00 Mts.) con parcela 43-D y OESTE: VEINTICINCO METROS (25,00 Mts.) con parcela 43-7. Que en fecha 25 de Febrero de 2006, según documento autenticado por ante la Notaría Pública Tercera de Barquisimeto, en fecha 19 de Diciembre de 2006, inserto bajo el Nº 03, Tomo 256, de los libros de autenticaciones llevados por la Notaria. Que al momento de adquirir el inmueble, lo hizo a sabiendas de la habitabilidad por parte del ciudadano Iván Raúl Lucena Garrido, el cual ha mantenido un contrato de arrendamiento de tipo verbal, el cual se ha ido prorrogando, para con quien le vendió el bien, la ciudadana Rafaela de Terán, y que el cual, por haberlo adquirido, dicha relación la transmite el vendedor al comprador de conformidad con el artículo 20 de la Ley de Arrendamientos Inmobiliarios. Que el ciudadano Iván Raúl Lucena Garrido, está en conocimiento de que el es el propietario. Que es el caso, que en la actualidad, existen cánones de arrendamiento vencidos desde hace más de CINCUENTA Y CUATRO (54) meses, los cuales fueron pactados en su oportunidad, en el mes de Octubre de 2002, los cuales se comprometió a cancelar por la cantidad de CIEN MIL BOLÍVARES (100.000, oo Bs.) mensuales y que la deuda ha ascendido a la cantidad de CINCO MILLONES CUATROCIENTOS MIL BOLÍVARES (5.400.000, oo Bs.), exponiendo que no ha cumplido con mantener la vivienda como un buen padre de familia. Que se encuentra en la necesidad de ocupar el inmueble y de realizarle mejoras para crear las condiciones mínimas de habitabilidad. Que se han agota las gestiones amistosas para lograr la desocupación del inmueble. Que demanda al ciudadano Iván Raúl Lucena Garrido a fin de que desaloje el inmueble en referencia. Estimó la pretensión en la cantidad de CINCO MILLONES CUATROCIENTOS MIL BOLÍVARES (5.400.000, oo Bs.). Fundamentó su pretensión en los artículos 33, 34.b y 35 del Decreto con Rango y Fuerza de Ley de Arrendamientos Inmobiliarios, en concordancia con los artículos 1.159, 1.160 y 1.167 del Código Civil y los artículos 881 y siguientes del Código de Procedimiento Civil. Solicitó medida cautelar.
En fecha 21 de Mayo de 2007, se admitió la anterior demanda, negándose el Decreto Medida Preventiva Solicitada, por auto separado.
En fecha 02 de Junio de 2008, agotas las gestiones para la citación de la parte demandada y a solicitud de parte, se designó como Defensora Ad-Litem de la parte demandada a la Abogada Denny Rebeca González, quien aceptó el cargo y prestó juramento de Ley correspondiente, en fecha 27 Octubre de 2007.
En fecha 29 de Octubre de 2008, presentó escrito de contestación a la demanda, en el cual, negó, rechazó y contradijo lo alegado por la parte demandante en su escrito libelar.
En fecha 12 de Noviembre de 2008, la parte actora, presentó escrito de promoción de pruebas, siendo admitidas las mismas en fecha 13 de Noviembre de 2008.
Siendo la oportunidad procesal para dictar sentencia definitiva, este Tribunal observa:
Tal como ha quedado expuesto, la pretensión de la parte actora, tiene por objeto lograr el desalojo del inmueble de su propiedad, objeto de un contrato de arrendamiento, que, según su propio decir, se trata de una relación locataria convenida de manera verbal.
Asimismo se observa, antes de entrar al fondo de la decisión, que en la oportunidad de contestación a la demanda, la defensora ad-litem designada a la parte demandada, negó, rechazó y contradijo la demanda, mas sin embargo no promovió pruebas, ni informes, por lo cual este Juzgado trae a colación el criterio sentado por el Tribunal Supremo de Justicia, Sala Constitucional, en Sentencia Nº 33, de fecha 24 de Enero de 2004, Expediente Nº 02-1212, con ponencia del Magistrado Jesús Eduardo Cabrera Romero; y en sentencia Nº 531, de la misma sala, de fecha 14 de Abril de 2005, Expediente Nº 03-2458, dejando sentado esta última lo siguiente:
“… Infiere esta Sala de los alegatos esgrimidos por el recurrente, que su acción de amparo se encuentra más bien dirigida a acatar la negligencia mostrada por el apoderado designado como defensor ad litem, en la oportunidad de realizar su función de defensa a favor de éste, pues parte de tal circunstancia para además alegar que el Juzgado de Primera Instancia incurrió en violaciones constitucionales, toda vez que dicho órgano jurisdiccional no instó o exhortó al referido defensor para el cumplimiento de su labor, en pro de sus derechos como parte del proceso, en su condición de demandado.
Ahora bien, establece el artículo 223 del Código de Procedimiento Civil que una vez agotada la citación personal y la citación por carteles sin que el demandado compareciese, el Tribunal procederá al nombramiento de un defensor con quien se entenderá la referida citación. Dicha disposición fue prevista por el legislador con el fin de garantizar el derecho a la defensa del demandado dentro del proceso, derecho que ha sido dispuesto por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela a través del artículo 49, como uno de los derechos fundamentales inherente a toda persona.
Señala esta Sala que la designación de un defensor ad litem se hace con el objeto de que el demandado que no pueda ser citado personalmente, sea emplazado y de este modo se forme la relación jurídica procesal que permita el desarrollo del proceso válido, emplazamiento que incluso resulta beneficioso para el actor, ya que permite que la causa pueda avanzar y se logre el resultado perseguido como lo es la sentencia; el abogado que haya sido designado para tal fin juega el rol de representante del ausente o no presente, según sea el caso y tiene los mismos poderes de un apoderado judicial, con la diferencia que, su mandato proviene de la Ley y con la excepción de las facultades especiales previstas en el artículo 154 del Código de Procedimiento Civil. Por tanto, mediante el nombramiento, aceptación de éste, y respectiva juramentación ante el Juez que lo haya convocado, tal como lo establece el artículo 7 de la Ley de Juramento, se apunta hacia el efectivo ejercicio de la garantía constitucional de la defensa del demandado a que se ha hecho mención.
Sin embargo en el caso de autos, el abogado designado como defensor del demandado no cumplió con los deberes inherentes a su cargo, puesto que se evidencia del estudio hecho a las actas, que una vez aceptado el cargo y juramentado para el cumplimiento de dicha actividad, su participación en la defensa de los derechos de su representado fue inexistente, ya que el mismo no dio contestación a la demanda interpuesta y ni siquiera impugnó la decisión que le fue adversa a dicho representado; por lo que visto que el defensor ad litem tiene las mismas cargas y obligaciones establecidas en el Código de Procedimiento Civil con respecto a los apoderados judiciales, esta negligencia demostrada por el abogado…, quien juró cumplir bien y fielmente con los deberes impuestos, dejó en desamparo los derechos del entonces demandado.
Aunado a lo anterior, considera esta Sala que el Juez como rector del proceso debe proteger los derechos del justiciable, más aún cuando éste no se encuentra actuando personalmente en el proceso y su defensa se ejerce a través de un defensor judicial, pues como tal debe velar por la adecuada y eficaz defensa que salvaguarde ese derecho fundamental de las partes, por lo que en el ejercicio pleno de ese control deberá evitar en cuanto le sea posible la transgresión de tal derecho por una inexistente o deficiente defensa a favor del demandado por parte de un defensor ad litem.
Asimismo, ha sido criterio de la doctrina que el artículo 15 del Código de Procedimiento Civil constriñe al juez a evitar el perjuicio que se le pueda causar al demandado, cuando el defensor ad litem no ejerce oportunamente una defensa eficiente, ya sea no dando contestación a la demanda, no promoviendo pruebas o no impugnando el fallo adverso a su representado, dado que en tales situaciones la potestad del juez y el deber de asegurar la defensa del demandado le permiten evitar la continuidad de la causa, con el dolo causado intencional o culposamente por el defensor del sujeto pasivo de la relación jurídica procesal en desarrollo; por lo que corresponderá al órgano jurisdiccional –visto que la actividad del defensor judicial es de función pública- velar por que dicha actividad a lo largo de todo iter procesal se cumpla debida y cabalmente, a fin de que el justiciable sea real y efectivamente defendido.
En el caso bajo análisis observa esta Sala que, si bien es cierto que el Juzgado Primero de Primera Instancia realizó todo lo conducente en un principio para la tutela del derecho a la defensa del demandado, como lo reflejan sus intentos de citación, y vista su imposibilidad el posterior nombramiento de un defensor ad litem, aquél al avistar el cúmulo de omisiones por parte del defensor judicial que devenían en una violación del derecho a la defensa del demandado ausente, debió en la oportunidad de dictar su decisión de fondo, como punto previo, reponer la causa al estado en que dejó de ejercerse eficientemente la defensa del demandado, actividad que podía perfectamente realizar atendiendo a lo establecido en el artículo 334 de la Constitución Bolivariana de Venezuela, dado que, con la declaratoria con lugar de la demanda, con fundamento en la confesión ficta del demandado –por la omisión del defensor ad litem- vulneró el orden público constitucional, cuya defensa indiscutiblemente correspondía a dicho órgano jurisdiccional.
Ciertamente, es necesario señalar que esta Sala as través de su fallo N° 967 del 28 de mayo de 2002, en un caso análogo, indicó que bastaba con el nombramiento y posterior juramentación de defensor ad litem por parte del órgano jurisdiccional, para garantizar el derecho a la defensa de la parte demandada en juicio; sin embargo, el 26 de Enero de 2004, al asumir en nuevo criterio, esta Sala fue más allá y estableció mediante decisión N° 33, que “(…) la función del defensor ad litem, en beneficio del demandado, es el de defenderlo, el que el accionado pueda ejercer su derecho de defensa, lo cual supone que sea oído en su oportunidad legal. De allí, que no es admisible que el defensor ad litem no asista a contestar la demanda, y que por ello se apliquen al demandado los efectos del artículo 362 del Código de Procedimiento Civil. El defensor ad litem ha sido previsto en la ley (Código de Procedimiento Civil), para que defienda a quien no pudo ser emplazado, no para que desmejore su derecho de defensa (…omisis…) Si el defensor no obra con tal diligencia, el demandado queda disminuido en su defensa, por lo que la decisión impugnada, que no tomo en cuenta tal situación, infringió el artículo 49 constitucional y así se declara”. Es decir, que no resulta suficiente que el tribunal asegure los trámites que concluyen con la aceptación y juramentación del defensor ad litem, si no que la actuación debe ser vigilada en todo momento por el órgano jurisdiccional, a los fines de que esa participación por parte dicho defensor se haga activa, y de esta forma se garantice el derecho a la defensa justiciable.
Vista la transición en cuanto al criterio que había venido sosteniendo la Sala, y dado que con esta última decisión se arribó a la consideración de que esa deficiente o inexistente defensa por parte del defensor judicial vulnera el derecho a la defensa de quien representa, derecho que en virtud de su importancia debe ser protegido en todo momento por el órgano jurisdiccional, se estima que el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción Judicial del Estado Monagas, no debió con su decisión convalidar la actuación del defensor ad litem, ya que la misma dejaba en franca indefensión al ciudadano Jesús Rafael Gil Márquez y atentaba contra el orden público constitucional, razón por la cual y dado que esta Sala en todo momento está llamada a garantizar la supremacía y efectividad de las normas y principios constitucionales, de conformidad con lo establecido en el artículo 335 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se anulan todas las actuaciones realizadas en la primera instancia a partir y repone el juicio al estado de que se ordene una nueva citación del demandado en dicha instancia. Así se decide”
De lo que se colige, que no habiendo cumplido la defensora ad-litem designada, con los deberes inherentes a la defensa de la parte demandada, este Juzgador, en virtud de que la función del defensor ad-litem se equipara a la función de un apoderado judicial siendo que el primero de estos desatendió sus funciones y a fin preservar el derecho a la defensa y al debido proceso, de conformidad con los artículos 49 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, debe reponer la causa al estado de nombrar nuevo defensor ad-liten a la parte demandada. Así se decide.
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas este Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, administrando justicia, en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la ley REPONE la causa al estado de NOMBRAR NUEVO DEFENSOR AD-LITEM, que represente los derechos de la parte demandada, ciudadano IVAN RAUL LUCENA GARRIDO, en el juicio que por desalojo intentó el ciudadano ALVARO JOSE CAMACHO ROMERO, contra el primero de los nombrados, ambos identificados.
Se REVOCA el nombramiento y aceptación de la defensora ad-litem designada, Abogada Denny Rebeca González, inscrita en el I.P.S.A. bajo el Nº 116.334.
No hay condenatoria en costas, debido a la naturaleza de la decisión.
Déjese copia certificada de la presente decisión, de conformidad con lo establecido en el artículo 248 del Código de Procedimiento Civil.
Publíquese y Regístrese.
Dada, Firmada y Sellada en la Sala de Despacho del Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito del Estado Lara, en la ciudad de Barquisimeto, a los veinte (20) días del mes de Noviembre del año dos mil ocho (2008). Años 198º y 149º.
EL JUEZ
Abg. Oscar Eduardo Rivero López
El Secretario,
Abg. Roger Adán Cordero
Seguidamente se publicó en su fecha, siendo las 9:50 a.m.
El Secretario,
OERL/mi
El Secretario
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