REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

JUZGADO SUPERIOR SEGUNDO EN LO CIVIL, MERCANTIL, BANCARIO Y
DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO CARABOBO


Valencia, 21 de octubre de 2014
203º y 154º

EXPEDIENTE N°: 14.315
COMPETENCIA: CIVIL
MOTIVO: EXEQUÁTUR
SOLICITANTE: MARÍA FELISA GONZÁLEZ CORREA, venezolana, mayor de edad, titular de la cédula de identidad Nº V-22.518.481



En fecha 30 de septiembre de 2014, la ciudadana MARÍA FELISA GONZÁLEZ CORREA, asistida por el abogado MIGUEL ENRIQUE DÍAZ ALSINA, inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº 95.577, presentó escrito contentivo de solicitud de pase o exequátur de decisión dictada en la Notaria Séptima del circuito de Cúcuta, departamento Norte de Santander de la República de Colombia, de fecha 8 de marzo del 2013, Nº0643, que declaró la cesación de efectos civiles del matrimonio religioso que la unía al ciudadano FEBO HERNÁN ZÁRATE BELTRÁN.

Cumplidos los trámites de distribución, le correspondió a este Tribunal conocer del presente asunto, dándole entrada en los libros respectivos en fecha 15 de octubre de 2014.

Revisada la solicitud y recaudos que le acompañan, procede esta instancia a decidir, previas las siguientes consideraciones:

I
ALEGATOS DEL SOLICITANTE

Alega la solicitante que en fecha 24 de diciembre de 1969, contrajo matrimonio religioso en la iglesia Nuestra Señora de Las Lajas, registrado por ante la Notaría Segunda de Calí, República de Colombia, con el ciudadano FEBO HERNÁN ZÁRATE BELTRÁN, vinculo que fue disuelto por mutuo acuerdo y consentimiento y como consecuencia de ello, cesaron los efectos civiles por dictamen emanado de la Notaria Séptima del circuito de Cúcuta, departamento Norte de Santander de la República de Colombia, de fecha 8 de marzo del 2013, Nº 0643.

Fundamenta su solicitud en el artículo 53 de la Ley de derecho Internacional Privado y pide se conceda fuerza ejecutoria en la República Bolivariana de Venezuela, a la decisión que declaró la cesación de efectos civiles del matrimonio religioso que unía a los ciudadanos FEBO HERNÁN ZÁRATE BELTRÁN y MARÍA FELISA GONZÁLEZ CORREA.


II
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR


En toda solicitud de exequátur se torna indispensable para el Juez atender al orden de prelación de las fuentes con el fin de decidir el caso concreto.

En Venezuela, dicho orden se encuentra establecido en el artículo 1° de la Ley de Derecho Internacional Privado, vigente desde el 6 de Febrero de 1999 de la siguiente manera: en primer lugar debe revisarse las normas de Derecho Internacional Público sobre la materia, en particular las establecidas en los tratados internacionales vigentes en Venezuela; en su defecto, se aplicarán las normas de Derecho Internacional Privado Venezolano; y en segundo lugar, en aquellos casos en que no existan tratados ni normas de derecho interno que regulen la materia, se aplicaran las fuentes supletorias, vale decir, la analogía y los principios de Derecho Internacional Privado generalmente aceptados.

El país de origen del documento cuyo exequátur se solicita, al igual que la República Bolivariana de Venezuela, son signatarios de la Convención para Suprimir la Exigencia de Legalización de los Documentos Públicos Extranjeros (Convención de la Haya 1961) observándose que posee la correspondiente apostilla y se encuentra redactado en idioma castellano, resultando concluyente que el referido documento cumple con los requisitos de forma para que sea considerado auténtico en el Estado de donde procede Y ASI SE ESTABLECE.

En este sentido, el artículo 53 de la Ley de Derecho Internacional Privado, prevé los requisitos que deben concurrir para que las sentencias extranjeras tengan efecto en la República Bolivariana de Venezuela, a saber:

“Las sentencias extranjeras tendrán efecto en Venezuela siempre que reúnan los siguientes requisitos:
1. Que hayan sido dictadas en materia civil o mercantil, en general, en materia de relaciones jurídicas privadas;
2. Que tenga fuerza de cosa juzgada de acuerdo con la Ley del Estado en el cual han sido pronunciadas;
3. Que no versen sobre derechos reales respecto a bienes inmuebles situados en la República o que no se haya arrebatado a Venezuela la jurisdicción exclusiva que le corresponde para conocer del negocio;
4. Que los Tribunales del Estado sentenciador tengan jurisdicción para conocer de la causa de acuerdo con los principios generales de jurisdicción consagrados en el capítulo IX de esta Ley.
5. Que el demandado haya sido debidamente citado, con tiempo suficiente para comparecer, y que se le hayan otorgado en general, las garantías procesales que aseguren una razonable posibilidad de defensa;
6. Que no sean incompatibles con sentencia anterior que tenga autoridad de cosa juzgada; y que no se encuentre pendiente, ante los Tribunales Venezolanos, un juicio sobre el mismo objeto y entre las mismas partes, iniciado antes que se hubiere dictado la sentencia extranjera”.

Visto el contenido de la norma antes transcrita, rectora de la materia, y examinadas como han sido las actas que conforman el presente expediente, corresponde a este Tribunal determinar si la sentencia objeto de la presente solicitud de exequátur cumple los extremos exigidos en dicha norma, y en tal sentido observa:

a) En primer lugar, la disolución del matrimonio constituye materia de naturaleza civil cumpliéndose de tal modo el primer requisito del artículo mencionado;
b) No se desprende de las actas procesales que las partes hubiesen ejercido recurso alguno, por el contrario, se trató de un divorcio por mutuo acuerdo, por lo que la sentencia evaluada tiene fuerza de cosa juzgada de acuerdo con la legislación del país de origen.
c) En tercer lugar, del contenido de la sentencia no se evidencia que hayan estado en contención derechos reales respecto de bienes situados en el país, ni que con la misma se haya arrebatado a Venezuela la jurisdicción para conocer del negocio jurídico, cumpliéndose cabalmente de este modo el requisito tercero del artículo antes señalado.
d) Según se desprende de la propia sentencia, el despacho que la dictó tiene competencia para conocer del asunto en virtud del Decreto que organizó la jurisdicción de familia.
e) La solicitud fue introducida por ambas partes de mutuo acuerdo, por lo que estuvieron debidamente enterados y debidamente garantizado su derecho a la defensa cumpliéndose así lo establecido en el requisito quinto del artículo 53 eiusdem.
f) Finalmente, no se desprende de autos que la sentencia, objeto de la presente solicitud, sea incompatible con sentencia de data anterior que tenga autoridad de cosa juzgada, ni que se encuentre pendiente en Tribunales de la República Bolivariana de Venezuela, algún juicio que verse sobre el mismo objeto y entre las mismas partes, iniciado previamente a que se hubiese dictado la sentencia extranjera que nos ocupa, con lo que se verifica el extremo exigido en el requisito sexto de la norma in comento; restaría entonces verificar que la sentencia cuyo exequátur se solicita no contraria el orden público venezolano, debido a que fue dictada con el propósito de poner fin al vínculo matrimonial que existió entre los cónyuges.

En este sentido, resulta oportuno destacar que el artículo 9 de la Ley de Derecho Internacional Privado señala: Cuando el Derecho extranjero declarado aplicable al caso establezca instituciones o procedimientos esenciales para su adecuada aplicación que no estén contemplados en el ordenamiento jurídico venezolano, podrá negarse la aplicación de dicho Derecho extranjero, siempre que el Derecho venezolano no tenga instituciones o procedimientos análogos.

Sobre la adecuación al orden público nacional de las sentencias extranjeras objeto de exequátur, la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia Nº 1098 del 18 de agosto de 2004 (caso: Klaus Goetz y otros vs. Olimpia Peña), ha señalado lo siguiente:

“…El orden público que se examina en sede de reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras es un límite para la protección de cierto núcleo de materias que constituyen principios fundamentales del ordenamiento jurídico del Estado receptor, en las cuales no admite ningún tipo de intervención por parte de un Estado extranjero. El orden público puede manifestarse en el fallo cuando se crea o reconoce una situación jurídica manifiestamente contraria a los principios especialmente protegidos por la legislación sustantiva del Estado receptor; también puede producirse en el modo en que fue proferida la resolución judicial, lo que se relaciona estrechamente con el derecho a la defensa, y en definitiva con el orden público procesal, el cual se traduce en la protección de los principios fundamentales de justicia que tiende a garantizarse en un proceso, especialmente a la parte demandada.
…OMISSIS…
Asimismo, se advierte que le está vedado al juez en sede de exequátur el examen sobre el fondo del asunto debatido en el extranjero, o de los argumentos de hecho y de derecho en los cuales el juez fundamenta su decisión, y en ningún caso se requiere que el derecho extranjero aplicado sea equivalente al derecho venezolano.” (Subrayado de este Tribunal Superior).


La legislación colombiana, equipara la cesación de los efectos civiles del matrimonio religioso al divorcio y esta figura, vale decir el divorcio, está prevista en la legislación venezolana, y si bien la simple voluntad o mutuo acuerdo de los cónyuges no disuelve el matrimonio en la República Bolivariana de Venezuela, esa situación se asimila al supuesto a que se contrae el artículo 185 de nuestro Código Civil, el cual prevé que la separación de cuerpos por mutuo consentimiento se convierta en divorcio, quedando de manifiesto que la sentencia analizada no contraría los preceptos de orden público venezolano.

Evaluada la sentencia objeto de la presente solicitud de exequátur este Tribunal establece que han quedado acreditados los extremos estatuidos en el artículo 53 de la Ley de Derecho Internacional Privado y queda de manifiesto que la sentencia analizada no contraría los preceptos de orden público venezolano, circunstancias que determinan la procedencia de la solicitud de exequátur, por lo que este Tribunal Superior concede fuerza ejecutoria en la República Bolivariana de Venezuela a la decisión dictada en la Notaria Séptima del circuito de Cúcuta, departamento Norte de Santander de la República de Colombia, de fecha 8 de marzo del 2013, Nº 0643, que declaró la cesación de efectos civiles del matrimonio religioso que unía a los ciudadanos FEBO HERNÁN ZÁRATE BELTRÁN y MARÍA FELISA GONZÁLEZ CORREA, Y ASÍ SE DECIDE.





III
DISPOSITIVO

Por todos los razonamientos anteriormente expuesto, este JUZGADO SUPERIOR SEGUNDO EN LO CIVIL, MERCANTIL, BANCARIO Y DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO CARABOBO, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la ley, declara: ÚNICO: SE CONCEDE FUERZA EJECUTORIA en la República Bolivariana de Venezuela, a la decisión dictada en la Notaria Séptima del circuito de Cúcuta, departamento Norte de Santander de la República de Colombia, de fecha 8 de marzo del 2013, Nº 0643, que declaró la cesación de efectos civiles del matrimonio religioso que unía a los ciudadanos FEBO HERNÁN ZÁRATE BELTRÁN y MARÍA FELISA GONZÁLEZ CORREA.

Publíquese, regístrese y déjese copia

Dado, sellado y firmado en la Sala del Despacho del JUZGADO SUPERIOR SEGUNDO EN LO CIVIL, MERCANTIL, BANCARIO y DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO CARABOBO, en Valencia a los veintiún (21) días del mes de octubre del año dos mil catorce (2014). Año 204° de la Independencia y 155° de la Federación.

JUAN ANTONIO MOSTAFÁ P.
EL JUEZ TEMPORAL
NACY REA ROMERO
LA SECRETARIA TITULAR



En el día de hoy, siendo las 10:00 a.m., se dictó y publicó la anterior decisión, previo el cumplimiento de las formalidades de ley.



NANCY REA ROMERO.
LA SECRETARIA TITULAR



EXP. N° 14.315
JAMP/NRR /AR.-